Noria de Terrer
Hoy nos hemos acercado a conocer
la Noria de Terrer. Como está un poco
lejos para ir andando desde casa, nos hemos
aproximamos con el coche hasta La Cuesta de la Barbilla. Con mucho cuidado,
hemos comenzado a andar por la orilla izquierda de la carretera aproximadamente
un kilómetro y medio, en el que hemos dejado atrás el barranco de Los Hornillos
y llegado al barranco de la La Alhóndiga o de los Pilotes, como también se le
conoce. En este barranco se encuentra la noria, que elevaba el agua de la acequia Molinar, a
los campos de cultivo cercanos.
Este atractivo ingenio para elevar el agua, tuvo su origen en Oriente Medio y fue difundido
por toda la Península con la llegada de
los musulmanes.
En Ateca había una en el barranco de las Torcas. Remontaba
el agua de la acequia La Solana a una finca que se encuentra próxima al puente
del camino del cementerio.
El regreso lo hemos realizado
remontando el barranco y continuando hacia Ateca por el camino que lleva a las
Cárcamas y la Mora Encantada. Este
camino forma parte de la Ruta del Cid.
Durante la excursión hemos
disfrutado de esta atípica y lluviosa primavera, que nos ofrece multitud de flores, algunas de
ellas con una exuberancia difícil de encontrar en años de sequía. Hemos descubierto las huellas del jabalí y
del corzo. Y contemplado numerosos insectos nuevos para nosotros, y que han
llamado la atención de los más pequeños: un ciempiés de color amarillo con
manchas marrones y otro con un enorme abdomen que trataba de construir un
agujero en el suelo para enterrarse.
Recogemos “Erodium
sp”. De niños solíamos pincharlos en
la ropa y observar como giraban en sentido contrario a las agujas del reloj,
por eso a esta planta le dábamos el nombre de relojes.
Jacobo y Elena
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