El año pasado decidí no subir al cerro, llevaba ya dos años seguidos haciendo fotos de la subida de la Máscara y esta vez me apetecía ver todo desde abajo. En eso estaba cuando se me acercó Manuel Monge ("Pedrillo").
- Oye vente a hacer unas fotos que tengo algo que te gustará -conoce mi afición por las cosas de madera-
- Pero, Manuel, que se pasa la procesión.
- No hombre, luego, cuando se vaya hacia el pueblo.
En eso quedamos y, efectivamente, cuando empezó a desfilar todo el mundo de vuelta al pueblo, Manuel ya me estaba buscando.
Nos acercamos al almacén que tiene al lado de la estación y me enseñó "La Carracla", algo que no había visto nunca. Se la habían dejado para restaurar y, como veis en las tres primeras fotos, la verdad es que lo necesitaba: le faltaba una de las palas, guías de mazos, mazos completos y muchas tablas deterioradas, pero ya se veía que había empezado su trabajo.
Al cabo de un mes me volvió a llamar y la pude ver otra vez, pero esta vez ya estaba arreglada, le había puesto la pala que faltaba, las guías, los hierros, los mazos -hechos de dura carrasca-, de las tablas que conservaba le había cambiado los clavos y tornillos, había nutrido la madera y toda la pieza estaba limpia y barnizada para protegerla, en fin una magnífica labor de este artesano enamorado del trabajo en madera, que ha permitido darle una nueva vida a este elemento de la Semana Santa atecana, aunque a muchos solo nos suena de oídas y no precisamente por haberlo visto actuar, si no por lo que nos habían contado.
Según los diccionarios la CARRACA es un instrumento de madera que produce un sonido seco y desapacible. No me extraña, nuestra CARRACLA suena mejor.
Francisco J. Pérez
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