martes, 16 de agosto de 2011

El palomar de la Toba.

Venta de la Toba y palomar

La venta de la Toba se construyó al tiempo de la carretera nacional[1]. Esta carretera comenzó a ser tal en 1828; hasta entonces había sido considerada camino de herradura, ya que por razones orográficas el camino carretero en el tramo entre Alcolea del Pinar y Zaragoza iba por Maranchón, Daroca y Cariñena[2].
 
Además del edificio de la venta que está al pie de lo que era la carretera, hay un palomar en lo alto del monte, en un escarpado a unos 30 ms. de altura y orientado al sur. Indudablemente este palomar cumple las recomendaciones para la ubicación de este tipo de edificaciones: “el palomar debe estar elevado, al abrigo del viento, alejado del ruido de los hombres, del murmullo de las aguas y del mecido de los árboles...”

Palomar de la Toba
 
Este palomar es, como el de Monte Nuevo, del tipo de torre exenta, de unos 12 m de largo por 6 de ancho, y podría ser uno de los mayores de la comarca al decir de Jesús Blasco. La parte baja de los muros es de mampuesto y el resto de tapial, todo ello debió de estar en su día enfoscado y encalado. La cubierta, hoy hundida, era de vigas de madera y teja a una vertiente, supongo que sobre cañizos. El alero es sobrevolado con dos niveles de ladrillo macizo. La altura y situación no permite ver si el muro trasero y los dos laterales están alzados, pero se supone que sí ya que era una característica de este tipo de construcciones para servir de cortavientos. La puerta es de madera forrada de chapa, no intenté abrir puesto que entre ella y el cortado hay apenas dos metros y  el respeto pudo a la curiosidad.

Interior del palomar

En el interior los nichos o nidales son cuadrados y de ladrillo macizo, cubierto seguramente de yeso y encalado. Estos nidales comienzan a partir de poco más de un metro del suelo quedando el primero en forma de repisa volada de manera que sus ocupantes estaban  protegidos de posibles depredadores. Este palomar tenía un mínimo de 738 nidales. De pared a pared y apoyados en los nidales a media altura, se ven todavía algunas maderas que servían de “percha” a las palomas.

Esta entrada es parte del artículo publicado en la revista Alazet de 2009.

J. Martín


[1] Jesús Blasco: Cultura popular de la Comunidad de Calatayud, José Ángel Urzay, pg. 223
[2] Julián Fuertes Marcuello: “El Camino General de rueda de Madrid a Barcelona” Revista de Obras Públicas. Junio 1989. Págs. 467-476

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